Detectar a tiempo que tu mascota está enferma puede marcar la diferencia en su recuperación. Aunque cada especie (perro, gato, conejo, etc.) y cada animal tienen sus particularidades, estos son los signos generales que conviene vigilar:

 

1. Cambios en el apetito y la sed

Disminución o pérdida total de apetito (anorexia)

Aumento o disminución inusual de la ingesta de agua

Pérdida o ganancia de peso rápida

 

2. Alteraciones en la energía y el comportamiento

Letargo, falta de ganas de jugar o moverse

Irritabilidad, agresividad o retirada

Vocalizaciones inusuales (ladridos, maullidos, chillidos)

Somnolencia excesiva o insomnio

 

3. Signos en el aparato digestivo

Vómitos o arcadas frecuentes

Diarrea, deposiciones muy líquidas o con sangre/moco

Estreñimiento severo

Gases o dolor abdominal (tu mascota se encorva o “se retuerce”)

 

4. Signos en el aparato respiratorio

Tos persistente o jadeos intensos sin haber hecho ejercicio

Estornudos constantes o secreción nasal

Dificultad para respirar (respiración agitada, boca abierta en gatos)

 

5. Signos en piel, pelo y mucosas

Piel enrojecida, con costras o inflamaciones

Perdida excesiva de pelo o pelaje opaco y sin brillo

Picazón intensa, lamidos o mordisqueos exagerados

Ojos llorosos, con legañas verdosas o rojas

Encías pálidas, muy rojas o con signos de sangrado

 

6. Cambios en micción y conducta en el arenero/baño

Micciones muy frecuentes o dolorosas

Orina con sangre, mal olor muy fuerte

Marcaje inusual en casa (en gatos, orinar fuera de la bandeja)

 

7. Signos de dolor o malestar

Cojera, rigidez al levantarse o bostezos frecuentes (señal de dolor articular)

Temblores, acurrucarse en una postura poco habitual

Hacer posituras de “oración” (estiramiento delantero, pelvis elevada)

 

 

¿Cómo actuar si detectas alguno de estos signos?

 

1. Toma de constantes básicas (si te lo permite tu mascota):

Temperatura : normal en perros/gatos 38–39 °C

Observa color de encías y tiempo de llenado capilar (<2 s)

Comprobar nivel de hidratación: pellizca suavemente la piel del lomo; si tarda en volver, puede estar deshidratado

 

 2. Anota la frecuencia y duración de los síntomas: cuándo empezaron, cuántas veces al día, intensidad.

 

3. Contacta con tu veterinario para describirle los síntomas y, si te lo indica, acudir al centro para examen y pruebas (análisis de sangre, radiografías, ecografía, etc.).

 

4. No automediques: muchos fármacos humanos son tóxicos para los animales.

 

5. Prevención:

Revisiones y vacunas al día.

Desparasitación interna y externa periódica.

Dieta equilibrada y ejercicio adaptado.

Llevarlo a consulta con el veterinario cada 6 meses en lo posible.